No es ningún misterio que la dislexia es la gran olvidada, desconocida e ignorada en algunos centros escolares, y de salud. Uno de los motivos es por falta de información y formación.
Por este motivo, aprovechando el Día Internacional de la Dislexia, dedicamos este artículo a concienciar acerca de esta dificultad (la gran desconocida para muchas personas, incluso profesionales) que afecta al 10% de la población mundial según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En muchas ocasiones, se da por supuesto que cuando un niño o niña tiene dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura es porque no pone interés, no quiere, es vago/a. ¿Cuántas veces hemos escuchado este tipo de interpretaciones cuando hay una dificultad? Tristemente, muchas.
Son comentarios y/o pensamientos que no se deberían de pasar por la cabeza de nadie. Es más fructífero indagar, y saber por qué ese niño o niña no quiere ponerse a leer y “no muestra interés”.
A veces, es por vergüenza. Saben que no lo hacen como los demás. Saben que sus compañeros y compañeras pensarán que no está al nivel, se sienten juzgados, observados, diferentes…
A nadie le gusta sentirse así, nadie quiere ir con incomodidad a clase. Nadie quiere NI TIENE que pasarlo mal porque le toque leer en voz alta en clase.
Ahora bien…
¿Qué es la dislexia?
Es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños y niñas que no presentan ningún hándicap físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.
Atendiendo al carácter específico que hemos mencionado, estos niños y niñas solo presentan dificultades en las tareas relacionadas con la lectura y la escritura. Por ello, hemos de tener muy claro que: no son disléxicos los niños con retraso intelectual o madurativo, con alguna discapacidad psíquica o física o no escolarizados o en situaciones ambientales desfavorables.
En lo que se refiere a su carácter persistente, hemos de descartar a todos aquellos niños y niñas que presentan dificultades evolutivas en la adquisición de la lectoescritura, ya que, desaparecerán con el paso del tiempo de forma espontánea o con una breve intervención.
¿Qué dificultades presenta?
Según el CIE-10 manifiestan las siguientes dificultades:
– Recitar el alfabeto
– Denominación de letras
– Realizar rimas simples
– Analizar o clasificar sonidos
– Escritura con: omisiones, sustituciones, distorsión, inversiones o adicciones
– Lectura lenta
– Problemas en el seguimiento visual
– Falta de comprensión
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo/a?
Dedícale tiempo
Algo fundamental y que no debemos olvidar nunca es dedicarle tiempo. En casa, trabaja esta dificultad de forma divertida, trabaja las letras, las sílabas, leer palabras, etc. En el aula, es importante trabajar un poco de forma “individual”.
Aprender sin error
Tenemos que dejar que lo intenten ellos solos, sí, pero hemos de tener en cuenta que no tiene que ser un momento de malestar, si no todo lo contrario. Por ello, es mejor darle el modelo a la vez que señalamos y luego que repita. Otra opción es presentar la palabra acompañada de la imagen, por ejemplo. Hay muchas maneras divertidas de aprender.
Siempre jugando
En función de cual sea su dificultad predominante ayudarle mediante juegos interactivos y siempre jugando con las letras. Por ejemplo, hacer ejercicios de reconocimiento de letras, asociar letras con palabras que empiecen por esa letra (la S de Serpiente), alargar sonidos del fonema que trabajamos, etc.