Uniendo nuestra experiencia en psicoterapia con las investigaciones sobre el efecto de la naturaleza en la salud mental, comenzamos, ya en 2005, el proyecto Psicología en la naturaleza.
Conectar con la naturaleza sin prisas, abriendo los sentidos y con atención plena es una técnica que relaja el cuerpo y calma la mente, mejorando el proceso de toma de decisiones, la autoestima y las relaciones.
Nuestras sesiones de Psicología en la naturaleza tienen dos formatos diferentes:
Sesiones individuales
Totalmente personalizadas y dirigidas a los objetivos de la persona que las solicita. Suelen tener una duración de 90 min y se realizan en el lugar escogido y elegido de mutuo acuerdo con el profesional (playa, bosque o parque urbano).
Son ideales para tratar trastornos de ansiedad, depresión, procesos de separación o duelo, etc.
Talleres
Sesiones grupales en los que se intercala una base común para todos los participantes y una parte individualizada. Suelen tener una duración de 3,5 h y están abiertos al público en general.
Se realizan en lugares de fácil acceso y resultan muy óptimos para reducir el estrés y ayudar con trastornos de ansiedad y depresión.
Puedes ver las fechas de los próximos talleres en nuestra sección de Actividades.
El efecto de la naturaleza en nuestra salud
Desde el año 2000, nos hemos convertido oficialmente en una especie urbana. Para el año 2050, se estima que el 75% de los 9.000 millones de personas que se calcula que vivirán en el mundo habitará en ciudades. Los europeos pasan aproximadamente el 90% del tiempo bajo techo (en el coche, en casa, en la oficina, etc.). Esto supone que, de una semana, pasamos solo medio día al aire libre.
Pasar una pequeña cantidad de tiempo en la naturaleza puede tener un gran efecto en nuestra salud. Dos horas sumergido en la naturaleza, activando todos los sentidos, te puede ayudar a desconectar de la tecnología y bajar el ritmo. Te devolverá al presente, te desestresará y te relajará. Cuando conectas con la naturaleza a través de los sentidos, empiezas a beneficiarte de los numerosos efectos positivos del mundo natural.
La evidencia científica
El concepto de que los humanos tenemos una necesidad biológica de conectar con la naturaleza se denomina biofilia, término derivado del griego que significa “amor por la vida y el mundo vivo”. Y esta afinidad por el mundo natural es fundamental para nuestra salud física y mental.
Los beneficios de una inmersión en el bosque son muy conocidos en Japón, donde esta práctica se denomina shirin-yoku y significa «sumergirse en el ambiente del bosque» o «absorber el bosque a través de los sentidos«. Cuando las personas empezaron a practicar el shirin-yoku, a principios de la década de 1980, se basaban únicamente en el sentido común y en la idea intuitiva de que rodearse de la belleza de los verdes bosques de Japón les haría bien.
Es a partir de 2004 cuando se empieza a investigar a fondo el vínculo científico entre los bosques y la salud humana. Por esta época, en Jiyama (Japón), el Dr. Qing Li, reconocido inmunólogo, demostró científicamente por primera vez que sumergirse en un bosque activando los cinco sentidos ayuda a:
- Potenciar el sistema inmunitario
- Aumentar el nivel de energía
- Reducir ansiedad, depresión e ira
- Reducir el estrés y propiciar un estado de relajación
En el año 2018, la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), dentro del plan de humanización iniciado en 2013, desarrolló el proyecto “Una UCI con vistas”, que consiste en simular ventanas virtuales mediante fotografías de gran tamaño con imágenes de la naturaleza.
Recientemente, hemos podido experimentar la necesidad de estar en contacto con la naturaleza a nivel global en el año 2020 cuando, tras el confinamiento vivido por la pandemia de COVID-19, una de las primeras necesidades observadas, especialmente las personas que vivían en pisos, fue la necesidad de estar en contacto con la naturaleza y el aire libre.